Ese Lunes de Rocío por Santiago Padilla

Ese Lunes de Rocío 
Inmemorian de Eduardo Fernández Jurado

Fue el título del álbum de sevillanas que grabaron Los Marismeños en 1983, con letras del doctor Eduardo Fernández Jurado. Ese ámbito de creación tan importante para la devoción rociera, honrado y enriquecido por él, en el que como sentenció Manuel Machado triunfó cuando, una y otra vez, el pueblo se apropió de ellas, y las sigue cantando cada Romería, sin saber ya su paternidad. Un mundo en pleno apogeo en aquellas fechas, con grabaciones anuales de numerosos grupos y discos.

Estrenábamos democracia y la Romería más universal acababa de superar la cifra mítica del millón de romeros, cuando aterrizaba en la presidencia de la Matriz, Ángel Díaz de la Serna, que tuvo en Eduardo; él y sus juntas de gobierno, un notable y fiel colaborador en todo lo que se le pidiera en honor a la Virgen. Hablamos de un Rocío que crecía de forma exponencial en todos los órdenes posibles, entre los que cabe señalar el de la lírica del pregón rociero, en la que cosechó notables éxitos y que coronó triunfalmente en Almonte, en el otoño de 1991, haciendo una exaltación delante de la Virgen del Rocío. Para entonces, su pecho exhibía múltiples galones que Almonte quiso redondear haciéndolo Hermano de Honor de la Matriz. Un reconocimiento que en el Cabildo de este pasado lunes fue recordado y ratificado para la posteridad.

Porque pocos le han cantado a la Virgen y a su pueblo como él, que supo empatizar extraordinariamente con sus gentes, con sus tradiciones y su modo y manera de sentir y vivir la devoción a la Virgen de sus amores. La que luego trasladaba con sensibilidad exquisita al papel, dejando escritas algunas de las sevillanas más bellas que forman parte de la mejor antología rociera de todos los tiempos. Un sentir especial que selló en su crónica de la Romería de 2013 Eternamente agradecido.

Mis compromisos con la Hermandad Matriz y El Rocío, antes y después, y nuestra devoción común por Juan Ramón Jiménez y Platero y yo, me han permitido una larga relación con él, con intermitencias, desde mi etapa universitaria. Desde entonces, siempre me demostró su disponibilidad para las cosas de Almonte y El Rocío. Una predisposición natural que me volvía a manifestar a finales de junio pasado, compartiendo ya la máxima responsabilidad en nuestras hermandades de Emigrantes y Almonte en un mensaje escrito: “Te deseo una magnífica y solemne toma de posesión(…) No podré acompañarte como hubiera sido mi deseo (….). ¡Qué bien que estrenes tu cargo el mismo día que fue nombrada Patrona de Almonte, la Virgen del Rocío! (…). Ni que decir tiene que estoy a tu entera disposición como amigo, como rociero y como presidente de Emigrantes. Enhorabuena de corazón y un fuerte abrazo”.

Este lunes, al atardecer, nos llegaba la triste noticia de su muerte. Un lunes, que como todos, tiene inevitables resonancias rocieras. Llegó a tiempo para dedicarle la Salve que Almonte reza todas las noches a su Patrona, que sonó como la última Salva de escopeta en su honor. Hoy estarás gozando ya para siempre de ese Lunes del Rocío que tú describiste como nadie, junto a tantos almonteños que te consideraron uno más. ¡Eduardo, gracias. Descansa en paz!

Santiago Padilla

Publicado en Huelva Información el 5 de noviembre de 2019

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