El Rocío cuenta las horas para el momento cumbre del salto a la reja

Cientos de rezos recibió ayer durante todo el día la Blanca Paloma a las puertas de su ermita durante el tradicional acto de presentación de las hermandades ante la Virgen del Rocío. La Hermandad Matriz de Almonte en pleno aguantó, como viene siendo habitual en los últimos años, alrededor de diez horas para abrazar a todas y cada una de las 105 hermandades filiales que ayer acudieron con miles de peregrinos a arrodillarse ante la Blanca Paloma, para rezarle y para cantarle. Bajo un sol de justicia comenzó el desfile ayer a las doce en punto de la mañana al son de la flauta y el tamboril. A esas primeras horas la sombra, que cubre la entrada a la ermita, hace que sean estos primeros momentos durante los que se agolpa la gente para emocionarse con la devoción de los peregrinos. También es cierto que, al principio, el entusiasmo y la brisa de la marisma hacen que los peregrinos pasen con más ímpetu, con el ánimo subido. Las primeras hermandades en pasar son las más antiguas, las que más años llevan peregrinando al Rocío, las que no pierden vez en la fila y las que más romeros acercan hasta la Virgen. La primera, Villamanrique de la Condesa, puntual al aviso de la voz anónima que se ocupa de ordenar con tesón el interminable peregrinar a las puertas de la ermita, empezó a organizarse media hora antes de hacer la presentación. Tras ella, la de Pilas. Y después la de La Palma del Condado, la tercera que se presenta y la primera hermandad onubense que reza a la Virgen del Rocío. La Hermandad de la Palma del Condado dejó la calle Carretas para enfilar la que lleva a la ermita sobre las 12.25 horas. Esperó a la carroza del Simpecado de la Hermandad de Palma de Mallorca para presentarse juntas ante la Virgen. Dos caras de la misma moneda, la carroza del Simpecado onubense plateada y con un multicolor de flores naranjas, rojas y amarillas. Junto a ella la de Mallorca, marrón, color tierra, con ramos de flores blancas. Este contraste visual se funde con el fervor rociero. La fe hacia la Reina de las Marismas es la misma a muchos miles de kilómetros, o a escasos metros de la ermita donde se sitúa la casa hermandad de este municipio del Condado. Ambas hermandades se fundieron ya hace años cuando decidieron hermanarse. También con estas dos hermandades pasó ayer la Asociación de Valencia de los Cultos. Los bueyes de las dos carrozas en perfecta armonía llegaron hasta las mismas puertas de la ermita. Adornadas las bestias con los mismos colores, azul y plata. Más cielo en el caso de La Palma y más oscuro o más nuevo en el de Mallorca. Casi milagrosamente los dos Simpecados se acercaron a la vez para quedar postrados ante la Virgen del Rocío. En un abrazo rociero se fundieron las directivas de las tres hermandades, las dos filiales con la anfitriona. Y a partir de ahí comenzó el rezo, la Salve que es la plegaria que caracteriza a las romerías. Tras el rezo se dispara la alegría peregrina y rociera. Cantes y palmas para manifestar el entusiasmo desbordado de la multitud hacia la Virgen almonteña, una de las más veneradas de Andalucía. A continuación pasó la Hermandad de Moguer, acompañada por la Asociación Rociera de Barajas. Un nutrido grupo de flautas y tamboriles precedió a los estandartes de esta hermandad. La caballería fue también numerosa y detrás la carroza del Simpecado adornada con flores rojas y amarillas. Son los bueyes de la Hermandad de Moguer los que más devoción muestran ante la Blanca Paloma. Se arrodillan y su veterano boyero logra mantenerles así durante el tiempo que se reza la Salve. El alcalde Juan José Volante se sumó a la Hermandad moguereña para presentar sus respetos a la Virgen almoneña. Vivas y palmas, más palmas y más vivas se escucharon ayer todo el día a las puertas de ermita del Rocío. En las primeras horas de la presentación se sumaron a la Hermandad Matriz y al alcalde de Almonte, Francisco Bella, el delegado provincial de Gobierno andaluz, Justo Mañas, el presidente de la Diputación de Huelva, José Cejudo, y más tarde llegaron el coordinador del Plan Romero, Francisco Huelva y el teniente coronel de la Guardia Civil. Pero como llega Triana ante la Blanca Paloma no lo hace nadie. Triana hace su entrada en la aldea para arrodillarse ante la Blanca Paloma. Flauta y tamboril encabezando la marcha, el cansancio del camino es palpable ya en la cara de los numerosos jinetes que preceden a la hermandad. Los caballos dejan paso a los peregrinos que nerviosos se adelantan a la carroza verde de romero con colores del fruto del azahar trianero, naranjas y limones junto al Simpecado. Triana llega con palmas al Rocío, se acerca así hasta la ermita y sin querer perder de vista a la Virgen que se encuentra al fondo de la misma se alejan porque el día es largo y quedan muchas más hermandades que también quieren postrarse ante la Blanca Paloma. 'Aquí estamos, para decirte que te queremos, otra vez…; para cantarte por sevillanas; para rezarte, otra vez… Te saludamos, Madre de Dios…; Te pedimos, otra vez…; que nos concedas la gracia, otra vez….' Así reza Triana a la Virgen del Rocío. Y lo hace tras la Salve, con palmas y guitarras. Los romeros de Triana no se conforman con que su Simpecado se acerque hasta la Reina de las Marismas, ellos mismos, los peregrinos que le siguen también suben la leve rampa a pesar de los ruegos de los almonteños que tratan de contener el fervor rociero de los trianeros. Esta es la primera Hermandad que cierra su paso por la ermita con una veintena larga de carros tradicionales, todos ellos teñidos por el polvo de las arenas. A Triana sólo le hace sombra Huelva. Esta Hermandad onubense, la más grandes de las que peregrinan al Rocío de la provincia, pasó sobre las dos de la tarde delante de la ermita. Junto a ella la asociación de Salamanca. La caballería onubense impresiona tanto como la que precede a los peregrinos de Jerez tanto por cantidad como por la belleza de los animales. Junto a a la comitiva estuvo el alcalde de la capital, Pedro Rodríguez, que por la tarde repetiría los mismos pasos con los Emigrantes. De amarillo y naranja son las flores de la carroza del que va tirada por bueyes y, dicen que, son los que más se acercan a la Virgen del Rocío porque es más hermana de la Matriz que ninguna otra. También, los peregrinos llegan al ritmo de 'Huelva, Huelva' con palmas y se alejan de la misma forma. Da la sensación de que Huelva no cesa de pasar por delante de la ermita porque arrastra más de cuarenta carros adornados. Entre ésta y la de Emigrantes, que se postró ante la Virgen sobre las 17.30 horas, pasaron una docena de hermandades de la provincia. Iban menos peregrinos pero la devoción es la misma durante las largas horas de sol que se soportan a las puertas de la ermita. La Concha Peregrina también llegó entusiasmada ante la Virgen, con devoción, respeto y mucha alegría.

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