El origen de la Romería del Rocío (Período de 1653 a 1758)

“…Y para que esto sea estable, firme y permanente para siempre jamás, votamos por Patrona de esta Villa a la Reina de los Ángeles Santa María de las Rocinas, y la solemnidad de la fiesta, con misa solemne y sermón, en el día que acordáremos y determináremos en nuestro Ayuntamiento…” Acta del patronazgo de la Virgen del Rocío sobre la villa de Almonte. 29 de junio de 1653.

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Proclamación del Patronazgo de la Virgen del Rocío en Almonte el 29 de junio de 1653. Juan Manuel Núñez Báñez. 2000. Capilla del Patronazgo del Santuario de El Rocío. Almonte

 “Para Siempre jamás” así quedaría estas palabras marcadas en la posteridad a una de las devociones más famosa del mundo, la romería del Rocío.  El próximo 17 de septiembre de 2014 acontecerá el 361 aniversario de la fundación de la Romería del Rocío en aquel lejano 1653. Con motivo de tal efeméride hemos querido recopilar todos los datos existentes dejando constancia en este humilde artículo dedicado a ello.
Mucho se ha escrito sobre el Rocío en las últimas décadas en lo que acontece anualmente en la fiesta de Pentecostés, pero realmente poca tinta se ha gastado sobre los orígenes de la Romería. Vamos a separar la Romería en tres periodos; el primer periodo comprende desde 1653 hasta 1758 (al cual va dedicado este articulo); el segundo periodo estaría entre 1758 hasta 1919 y el último periodo lo dividimos en dos fases, desde 1919 con la Coronación Canónica y en 1956 con la construcción de la Carretera de Almonte el Rocío que acrecentó positivamente el número de fieles en la Romería. Trataremos aquí algunas cuestiones desconocidas por la mayoría de devotos ¿Siempre se ha celebrado la romería en pentecostés? ¿Cómo eran las procesiones de la Virgen?
Desde aquel lejano 1653 en que se fijara una fiesta en honor a la Virgen del Rocío poco tiene que ver con la Romería de hoy. Duraba solo un día, constaba de una misa solemne y sermón, continuando con la procesión de la sagrada imagen de la Virgen. El acta del Patronazgo se determina que se acordara el día de la celebración de la fiesta en el ayuntamiento, la fecha elegida para la romería la encontramos seis años después del Patronazgo, el documento fechado el 15 de septiembre de 1659 hace constar que “…por no haber predicador para la fiesta de Nuestra Señora, se transfiera a otro día, ya que se acordó en 1653 que se realizara en el día de la Natividad de María, el 17 de septiembre… ”. Por entonces la iglesia celebraba el día de la Natividad de María el 17 de septiembre y no el 8 como en la actualidad. Volviendo al documento de 1659, no solo desvela la fecha de la celebración de la Romería si no que ese año no se pudo celebrar el 17 de septiembre, transfiriéndose el día al primer domingo de noviembre.  Pasaran nueve años para volver a tener noticias sobre la Romería. En 1668 se argumenta que se haga la fiesta a Ntra. Sra. pues hace tres años que no se celebra. Por problemas económicos, el ayuntamiento suspendía la celebración o bien como en otros años aplazarlo otro día como el de 1669 y 1675.
En la próxima década la documentación nos arrojara un poco más de luz aportándonos elementos imprescindibles en la propia Romería y ciertos cambios definitivos que impera en nuestros días. En 1670 se habla ya de que la Romería se celebra el segundo día de pascua, la Romería del Rocío comienza a ser una fiesta de Pentecostés  ¿Cuándo se fija la fecha, quizás en 1669? ¿Por qué en Pentecostés? En 1668 aún se celebraba en septiembre, quizás el cambio se produjera el mismo 1669. Sobre el cambio a Pentecostés se ha intentado relacionar la advocación del Rocío que ostenta la Virgen en ciertos pasajes bíblicos con la Venida del Espíritu Santo en Pentecostés tal como alude las reglas de la Hermandad Matriz de Almonte de 1758 (…titulo que con el tiempo, y no sin mística alusión se ha mudado en el admirable del Rocío). No obstante, aunque la Romería se fijara en Pentecostés, Almonte celebraba cultos (no procesión de la imagen) a la Virgen del Rocío en la ermita de su mismo nombre el 17 de septiembre. Se deja de mencionar esta celebración en las actas capitulares de 1777. El mismo documento de 1670  refiere la tensión persistente entre el concejo de la Villa y los frailes Mínimos del Convento de la Victoria de Almonte. El convento venía haciéndose cargo de la ermita desde 1659 hasta 1670; ya lo hicieron con anterioridad desde 1574 hasta 1599. El motivo de los desacuerdos entre concejo y “Padres del Convento” es por la protestad de quien tiene el privilegio de sacar la imagen de la Virgen de su ermita como el de su entrada. El concejo alega su derecho de tal privilegio principalmente por dos razones, la primera por ser patrono de la Capellanía y segundo “por ser la imagen de la Virgen propiedad del ayuntamiento”. Continúa el documento  refiriendo que si los religiosos del Convento quisiesen,  son los preferidos para poder portar a la Virgen durante el transcurso de la procesión.

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Santiago Martínez: óleo perteneciente al retablo de la Parroquia de Almonte que alberga el famoso cuadro de Ntra. Sra. Del Rocío, de este autor. (Foto M. Ventura).

La siguiente aportación documental aparece en 1676, el dicho documento refiere que “… a Nuestra Señora del Rocío que es en extramuros de la Villa, se le hace y celebra su fiesta el segundo día de Pentecostés, donde concurren mucho tumulto de gente de las ciudades de Sevilla, Sanlúcar de Barrameda y otros muchos lugares circunvecinos y comarcanos a dicha festividad…”. El documento continúa ante la prohibición de que el concejo por parte del Clero llevase el Guion que anualmente peregrinaba a la ermita acompañando a la Cruz parroquial quienes iban presidiendo la comitiva. Estamos ante en unas tempranas fechas de Romerías donde el Sine Labe Concepta (Simpecado) no era aún un elemento habitual en las celebraciones religiosas (En Almonte), hasta el siglo XVIII.

¿Y la documentación sobre las Hermandades?
Tengamos claro antes, que el orden actual de las Hermandades Filiales nada tenía que ver con el origen de fundación de estas, pues parece ser que quedaron ordenadas a mediados del siglo XVIII. Las Hermandades Filiales surgen mucho después  de la fundación de la Romería del Rocío, entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. La Hermandad Matriz de Almonte, por entonces Cofradía de Nuestra Señora de las Rocinas, aparece documentada el 1 de enero de 1640. Esta cofradía dependía del Concejo de la Villa de Almonte, por el cual el Concejo era el presidente de la Cofradía y Patrono. La Cofradía tenía unas  funciones limitadas como el de cuidar la casa y ermita de Nuestra Señora De la Rocina como atestigua un documento de 1681 “…Tres leguas dista del lugar otra (ermita) de Ntra. Sra. Del Rocío a cargo del mayordomo y Cofradía de este título…”. Con el paso de los años iría tomando más control, es a partir de mediados del siglo XVIII con la creación de sus reglas cuando toma un carácter independiente del Concejo, aun le costaría trabajo de soltarse de la mano del ayuntamiento hasta finales del siglo XIX donde ya el papel de La Matriz almonteña asumirá el control del Rocío.

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Alonso Pérez de Guzmán y Sotomayor, VII Duque de Medina Sidonia, señor de Almonte y gran devoto de Ntra. Sra. De la Rocina. Archivo Casa Ducal de Medina Sidonia.

Hablábamos antes de un cambio en la década de 1670, no es hasta 1677 cuando aparece documentada la primera Hermandad Filial del Rocío, la Hermandad de Sanlúcar de Barrameda. Por vínculos Señoriales, territoriales y laborales, la ciudad de Sanlúcar ha estado ligada y hermanada con Almonte desde el siglo XV. No es de extrañar el fuerte arraigo de la ciudad Sanluqueña con la devoción de la Virgen de las Rocinas en pleno siglo XVI cuando el Duque de Medina Sidonia Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y Señor de Almonte funda “La Primera Capellanía” en la ermita de Nuestra Señora de la Rocina en enero de 1587. A si mismo consta que en la década de 1570 el Duque en un Memorial del Archivo Ducal menciona que “Labrose la ermita de Ntra. Sra. De las Rozinas que estaba por el suelo”. En un testamento de 1583 dice que “Tiene Nuestra Señora de las Rocinas los vestidos que le dio la Duquesa de Medina Sidonia mi Señora”. Añadimos también su vínculo con ciertos personajes rocieros como el clérigo almonteño y administrador de la ermita de la Rocinas desde 1571, el señor Juan Francisco Hernández Pichardo, reforzando aún más  los lazos de unión con la Virgen de la Rocina. No se debe de coger por sorpresa que ya en 1677 existiera una Hermandad del Rocío en la ciudad vecina de Sanlúcar de Barrameda. Ostenta esta Hermandad uno de los enseres más antiguo que peregrina al Rocío, se trata de un Báculo de plata, donado por el mayordomo de la dicha Hermandad el señor Juan Lozano en 1680.

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Báculo de la Hermandad del Rocío de Sanlúcar de Barrameda. «ESTOS BAQULOS DIO DE LIMOSNA A NUESTRA SEÑORA DEL ROSIO JUAN LOZANO SIENDO MAYORDOMO. AÑO D 1680». Centro Cultural de la Villa de Almonte.

Dejando atrás el siglo XVII entramos en el XVIII. Esta centuria sería relevante para la devoción, es el periodo “culmen” para la romería y su gran afloramiento y expandimiento fuera de la comarca.
En 1707 un visitador arzobispal recogió que “…el día de Pascua del Espíritu Santo, concurría a la ermita, toda la comarca, añadiendo que era grande la devoción a esta imagen y universal en los contornos…” Ese mismo año el Hermano Mayor de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, encargado para dirigir la romería del Rocío, no la pudo efectuar. En escrito dirigido al Ayuntamiento dice que no puede celebrar la Función en la fecha indicada, proponiendo que se cambie la fecha o traiga la Imagen de Ntra. Sra. del Rocío a la parroquial de la Villa; el ayuntamiento no accede a sus peticiones y no llega a celebrarse la Romería.
Durante la primera mitad del XVIII surgirá unos cambios importante en la Romería, periodo decisivo ante en la incorporación a ella de una series de personajes que cambiaran para siempre el modo de celebrar la Función principal del Rocío. Hablamos pues de los clérigos almonteños José Carlos Tello de Eslava (Hermano Mayor de Almonte en 1729); Pedro Ponce de Cabrera (Hermano Mayor de Almonte en 1730) y Pedro Barrera y Abreu (Hermano Mayor de Almonte en 1757). Sera pues, un momento decisivo en el Rocío. En las reglas de Almonte de 1758 se hace constar que “… El exemplo de la Hermandad fundada por la Villa de Almonte movió a las de Villamanrique, Pilas, La Palma, Rota y a las ciudades de Sanlúcar de Barrameda, Moguer y el Puerto de Santa María para instituir igualmente Hermandades…”. Este documento confirma que la Hermandad de Almonte promovió a las primeras Hermandades del Rocío para que fundasen sus Hermandades, un caso similar ocurrió en 1813, cuando la Primitiva e Ilustre Hermandad de Almonte autoriza a Francisco Antonio Hernández para la creación de la Hermandad de Triana, ¿fueron estos tres clérigos almonteños los propulsores de la creación de las Hermandades de los pueblos vecinos? No es de extrañar. Durante la segunda década del XVIII hasta 1758, una serie de acontecimiento iban sucediendo unos detrás de otros. Estamos en una época en que el Rocío es una de las Romerías más importante de la región, siempre favorecida por la casa Ducal de Medina Sidonia, con la concesión  de la libertad de Alcabala (Impuestos sobre el Consumo) desde 1717. Se incentivaba y facilitaba las transacciones comerciales en aquel lugar durante los días de fiestas, cuya libertad se volvía a ampliar en 1746. La Romería que ya en 1715 se amplió a dos días, en 1747 pasaba a durar tres. ¿Estamos ante la corporación de las primeras Hermandades (excepto Sanlúcar de Barrameda) en la Romería entre los años 1715 – 1747? Pudiera ser, al menos tenemos documentada dos hermandades dentro de ese periodo, El Puerto de Santa María en 1729 y la Hermandad de Rota en 1748. Un documento de 1719 nos informa como es destino hacia “…Nuestra Señora del Rocío por gente de Sanlúcar, Puerto de Santa María, Chipiona, Rota y otros lugares de ir en barcazas hasta ella por el arroyo llamado de la Canaliega que suben en pequeñas lanchas donde abundan buenas aguas que confinan con las marismas…”. La relación de estas tierras almonteñas con los habitantes de Cádiz es obvia y expuesta anteriormente por vínculo de la Casa Ducal de Medina Sidonia.
Como dijimos antes, desde 1715 a 1747 sucede una serie de hechos puntuales como la ampliación de la romería a más días y la libertad de Alcabala en los días de fiestas, durante ese periodo de tiempo se incorpora también objetos de cultos a la Romería como es el Simpecado de la Hermandad almonteña en 1724; dos bandejas de Flandes de plata con la inscripción de “Este plato es de Ntra. Sra. Del Rozio. Lo dio Mathias de la Mota. 1727”;  la donación de las actuales ráfagas redondas de plata de la Virgen en 1733; un cáliz de plata dorada y una demanda de plata de la misma fecha que las ráfagas; un vestido para la Virgen en 1753 y un retablo para la señora el mismo año. Se refuerza a un más esta hipótesis que durante esos años se incorporarían más Hermandades a la Función principal del Rocío, y más aún cuando la Cofradía de Nuestra Señora de las Rocinas de Almonte a mediados del siglo XVIII aparece denominada ya como “Principal, Ilustre, Venerable y más Antigua Hermandad del Ntra. Sra. Del Rocío de Almonte”, títulos que no ostentaba en la primera década del XVIII.

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Simpecado de la Hermandad Matriz de Almonte de 1724. Fotografía extraída de las obras “Simpecados del Rocío: Speculum Reginae Roris” Vol. 2.

Después de analizar la documentación existente sobre el primer periodo de la Romería del Rocío, desde 1653 – 1758, comprobamos que la fiesta desde el Patronazgo de 1653 era una fiesta puramente local de Almonte, que a finales del XVII ya se expandía por las zonas vecinas y que en la primera mitad del siglo XVIII interceden en ella varios personajes almonteños que transforman la Romería en una fiesta muy popular de la región, siendo el antecedente de la Romería del Rocío que hoy nos toca vivir.
Javi el almonteño

Fuentes Bibliográfica:
Archivo Municipal de Almonte (AMA).
Testimonios históricos de la devoción de los almonteños a la Madre de Dios, devociones, imágenes, ritos y Cofradías marianas de Almonte (Colección “Papeles de Fe y Cultura”): VV.AA. Huelva, 2006.
Rocío, Sal y Sol de Andalucía: Santiago Padilla Díaz de la Serna. Huelva, 2010.
Regla Directiva y constituciones de los empleos que tendrán los fieles que se uniesen en fraternal amor a la hermandad de Nuestra Madre y Señora del Rocío. Sin pie de imprenta, año de 1758. Edición facsimilar del Ayuntamiento de Almonte. Huelva, 2003.
Revista Exvoto (Almonte, Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío): VV.AA. Nº 1 y 2.
Hermanos Mayores de Almonte (Cuadernos de Almonte Nº 57): Domingo Muñoz Bort y Julio Flores Cala. Huelva, 2001.
El Rocío, Una aproximación a su historia: Manuel Ángel López Taillefert. Huelva, 1997.

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